miércoles, 5 de octubre de 2016

La mentalidad de yo primero

TEXTO: Lucas 9:57-62

INTRODUCCIÓN:

A. A medida que Jesús iba a través de su ministerio terrenal, la gente o querían seguirle, o eran invitados por Él; sin embargo, algunos deseaban hacerlo en sus propios términos (Lc 9:57-62). "Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre."; "Señor, te seguiré, pero déjame ir primero a despedirse de ellos que están en mi casa."

B. Este mentalidad de "yo primero” se opone fundamentalmente al concepto de Jesús, de seguirlo. Exigió que uno debe "negarse a sí mismo" para seguirle (Lc 9:23), se requiere que aun "aborrecer su propia vida" (Lc 14:26).

[Vivimos en una cultura que elogia ponerse a uno mismo primero y luego "Mirar hacia fuera para ser el #1", y es fácil para los cristianos adoptar la mentalidad de “yo primero”. Considere algunas maneras en que puede ser culpable de…”

I. LA MENTALIDAD DE “YO PRIMERO”

A. En nuestra asistencia. LA escritura revela el valor de reunirnos junto a otros cristianos (Hch 2:42; 20:7; He 10:25). Sin embargo, a menudo muchos ponen sus intereses personales, antes que atender a las reuniones. Paseos recreacionales, reuniones familiares, trabajos escolares, quedarse en casa para ver TV, etc. Una asistencia irregular y desordenada es una señal de la mentalidad de “yo primero”.

B. En nuestra contribución. Los cristianos son instruidos de sus prosperidad para afrontar ciertas necesidades (I Co 16:1-2; II Co 9:7-9). Sin embargo muchos dan escasamente porque ellos quieren gastar lo más que puedan en cosas para sí mismos, porque fallan en tener un presupuesto apropiado en su contribución para el Señor, porque están tan adeudados en cosas que no son necesarias, sino solamente lujos. Una contribución negligente de su propiedad es una señal de la mentalidad de “yo primero”.

C. En nuestro servicio unos a otros. Dios nos ha bendecido con dones para servir unos a otros (Ro 12:3-8; I Pe 4:10-11). Pero muchos hacen un esfuerzo pequeño para hacer su parte en el trabajo de la congregación local; ellos no se aprenden los nombres de otros miembros, no buscan encontrar su don o habilidad que Dios les ha dado, los hombres no participan de las reuniones de varones, las damas no dan clases; muchos asisten a la iglesia, pero solamente reciben, no dan nada de sí mismos. Ausencia de participación en la iglesia local es una señal de la mentalidad de “yo primero”.

D. En nuestras relaciones familiares. Los cristianos tienen deberes con sus familias físicas (Col 3:18-21; Ef 5:22, 25, 33). Muchas familias sufren cuando la gente busca sus propios intereses por encima de otro. Cuando esposos y esposas son egoístas en sus relaciones unos a otros, cuando los padres se divorcian sin considerar el impacto que esto tendrá en sus hijos, cuando los padres fallan en honrar y obedecer a sus padres. Las familias disfuncionales abundan donde existe la mentalidad de “yo primero”.

[Nuestro servicio al Señor, su iglesia y nuestra familia es grandemente lastimada por la mentalidad de “yo primero”, y es perjudicial a nuestras almas y las de aquellos que nos rodean. Cuanto mejor, para nosotros aprender y practicar…]

II. EL PRINCIPIO DE “LOS DEMÁS PRIMERO”

A. Ejemplificado por Jesús. El vino a esta tierra porque él puso a otros primeros (II Co 8:9; Mt 20:28). Estamos llamados a imitar la misma mente o actitud (Fil 2:3-8); a no hacer nada por contienda o por vanagloria, a estimar a los demás como superiores a nosotros mismos, a tener en cuenta los intereses de los demás. Jesús ejemplifica el principio de poner "primero a los demás" y desea que nosotros hagamos lo mismo.

B. Ejemplificada por los macedonios. Tenga en cuenta su gran liberalidad a pesar de su propia pobreza (II Co 8:1-4). Notemos por qué eran capaces de ser tan amables en pensar primero en los demás (II Co 8:5); ¡Se dieron a sí mismos al Señor, y luego a los demás!, la mentalidad de "Señor primero" en lugar de "yo primero" les permitió poner "primero a los demás". Su liberalidad continuó en el apoyo a Pablo a predicar el evangelio (Fil 4:10-18). Poner a Dios y los demás primero aseguraba que serían satisfechas sus necesidades (Fil 4:19). Los macedonios ejemplifican el verdadero valor de poner "primero a los demás".

CONSLUSIÓN:

A. ¿Tenemos la mentalidad de "yo primero"?. Si la tenemos, no podemos ser discípulos de Jesús, si lo hacemos, la iglesia y nuestras propias vidas espirituales van a sufrir.

B. ¿Queremos ser librados de la mentalidad de "yo primero"? La mentalidad de "yo primero" será destruida si adoptamos el principio de los "otros primero", el principio de "primero los demás" se desarrollará a medida que ponemos "el reino de Dios primero" (Mt 6:33).

C. ¡Cuando verdaderamente ponemos el reino de Dios y otros antes que a nosotros mismos, entonces el Señor se encargará de que nosotros tengamos las cosas que necesitamos! (Mt 6:30-33; Fil 4:19).

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